viernes, 20 de mayo de 2011

"Confiamos en la política y la democracia es algo que nos importa tanto como respirar"

Rosa Colmenarejo, madrileña, madre de cordobeses. Hija de la lectura y de la duda. Crítica consigo misma tanto como con todo aquello que la rodea. Sensible y racional. Convencida de que la única salida a toda la situación que enfrentamos pasa inevitablemente por más y mejor democracia. Lo que más me sorprende de ella tras conocerla durante unos meses es que siempre termina riendo con sinceridad, con cercanía, haciéndote partícipe de un sentido del humor inteligente, valga la redundancia, que te hace compararla inconscientemente con otras personas dedicadas a la política que conoces. Y sale ganando por mucho. Aquí os dejo las respuestas a unas preguntas que le he hecho.

¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te propusieron ser candidata?

Oportunidad para formar parte activa del cambio de paradigma necesario para afrontar con garantía de futuro el siglo XXI. Ilusión, muchas ganas, pero también vértigo, mucho vértigo.

¿Qué dicen tus hijos de todo esto?

La reacción del mayor fue: “¿Por qué hay que elegir a un alcalde si ya tenemos uno?” Después le entusiasmó la idea de que cualquier vecino o vecina pudiese ser candidata. Ahora es ECOLO, pero dejando bien claro que “de izquierdas” (es de “alternativa”, no de “religión” y lo de “verde” no le encaja con esta dicotomía). Manuela está encantada, es ECOLA, sin condiciones.

¿Cuales son las diferencias entre intentar transformar la realidad desde los movimientos sociales o intentar hacerlo desde las instituciones?

La política desde las instituciones debe ser entendida como gestión de esas necesidades que se detectan desde el activismo social y/o ambiental. Desde las instituciones tienes la oportunidad real de cambiar las cosas, puedes optimizar socialmente los procesos, cambiar aquello que resulta anquilosado, vigilar la corrupción. Creo que es preciso estar con el pie y la mente en un sitio (instituciones) y con los ojos, el oído atento, la inteligencia y el corazón en el otro (movimientos sociales)

¿Cuál es la mayor responsabilidad que debe saber que tiene una representante política municipal en el ayuntamiento?

Que su trabajo está al servicio de toda la ciudadanía, la que te ha votado y la que no.

Hay personas que piensan que Ecolo Córdoba es la antítesis de Unión Cordobesa. ¿Crees que la ciudadanía lo percibe así?

Mucho me temo que los votantes de UCOR no saben siquiera que existimos. Pero yo sí lo tengo claro, nosotros abogamos claramente por la legalidad y el estado de derecho. Confiamos en la política y la democracia es algo que nos importa tanto como respirar. Además leemos, leemos mucho, y dudamos, dudamos mucho, y escuchamos, escuchamos mucho. Nos importa la gente, toda la gente, creemos en lo colectivo, desconfiamos de los que se atribuyen el papel de “salvador” a golpe de talonario, en Córdoba y en el FMI.

¿Qué es lo que más destacarías de la campaña que ha hecho Ecolo?

La participación de tanta gente distinta, diversa… esto a veces complica la organización pero ahora, visto con cierta perspectiva, veo que le ha dado una frescura y credibilidad difícil de conseguir mediante un guión precocinado por asesores políticos. Nuestro programa también destila esa frescura, ese descaro… puede no dar soluciones a todos y cada uno de los problemas que tenemos en Córdoba pero lo que afronta lo afronta con garantía, con una visión crítica y técnica. Valentía, también. La acción de las manzanas: una manzana, una idea, me parece lo más comprometido que puede hacerse, ligar la confianza de un posible votante a una sola idea… Esto demuestra la solidez del proyecto, lo seguros que nos sentimos con nuestro programa. Para mi ha sido muy fácil construir discurso a partir de las ideas del programa.

¿Por qué hay en Córdoba tanta economía sumergida y cómo se podría sacar a la luz?

Creo que quien debería mirar a los ojos a este problema es la ciudadanía, pensar en cómo quieren que sea su ciudad en el futuro. Como con el asunto de las parcelaciones ilegales, creo que lo que se precisa es más educación en valores ciudadanos, es fundamental consensuar un proyecto de ciudad y asumirlo colectivamente.

¿Crees que Córdoba está preparada para la crisis energética que se nos viene encima?

No, y lo que es peor sigue apostando por invertir en infraestructuras que la hacen cada día más pobre y más dependiente. Para Ecolo Córdoba ha sido fundamental el desarrollo de varios puntos en el programa que afronten este problema con garantía. Es clave la puesta en marcha de la Agencia Municipal de la Energía.

¿Qué es lo que más has echado en falta en la gestión municipal de los últimos 4 años?

Valentía, osadía por defender el modelo participativo, el modelo de ciudad sostenible que nos vendieron en un pacto IU-PSOE que ha resultado ser un panfleto publicitario. Más voluntad política por asumir los valores que dicen defender. Más seriedad y respeto en las relaciones con los colectivos sociales. Más humildad con los errores, más honestidad con las irregularidades. En fin, más democracia.

¿Qué opinas del modelo de participación ciudadana que hay en Córdoba?

Creo que está excesivamente estructurado, fragmentado, escindido, cooptado ideológicamente por los diferentes partidos políticos, en particular con el que se lleva gobernando 26 años. Es por tanto un modelo anquilosado. Es difícil comprender que se denomine “modélica” a esta participación, quienes así lo nombran quizá no incluyen en ese seno la relación con otras organizaciones sociales de la ciudad, como las peñas y las cofradías. La relación es totalmente desigual.

Y después del 22 de mayo, ¿qué?

Una asamblea abierta, como todas las que se han realizado en Ecolo Córdoba, el día 28 de mayo. Un balance de campaña y a trabajar para formar parte del proyecto EQUO. Dentro o fuera del ayuntamiento, ECOLO pasará a ser EQUO pero seguirá trabajando para que las 190 propuestas para transformar Córdoba se hagan realidad, antes o después.

¿Qué te parece lo que está pasando en los últimos días desde las manifestaciones del 15 de mayo?

Importantes, fundamentales, oportunísimas. Somos políticos, intrínsecamente políticos, nos lo han hecho casi olvidar los grandes partidos. No vivimos una democracia real sino una partidocracia que está pervertida. Sólo un movimiento ciudadano puede sacarnos del aletargamiento. La actual ley electoral restringe el acceso a las instituciones de los partidos con menos recursos, el umbral está demasiado alto, un 5% en el caso de las municipales. La política actual es sólo para invitados. ¿Cómo podemos hablar entonces de la “fiesta de la democracia”? Hay algo, bastante, de enajenación democrática en este sistema en el que con-vivimos. Ese fue el ánimo de Ecolo Córdoba cuando nos pusimos en marcha: Pasar de la indignación a la acción. Colarnos en su fiesta para transformar el sistema. Despertar las conciencias desde la ecología pero asumir la equidad social y la democracia radical como ejes transversales en la gestión de la vida municipal.

La política pasó hace mucho tiempo de hablar de objetivos a hablar solo de metodologías con las que alcanzar un objetivo monotemático asumido por todos: el crecimiento. ¿Crees que hay que volver a una política donde se redefinan objetivos diferentes?

Por supuesto, si no somos capaces de consensuar un proyecto de ciudad, de fijar unos objetivos con una metodología lo más participada y amplia de miras posible, estaremos siempre muy cerca de la casilla de salida. Debemos crecer, sí, pero como personas, como ciudadanía inteligente y capaz.

¿Cómo querrías que fuese Córdoba en 2020?

Una ciudad compacta, con el mejor transporte público posible, con muchísimos más árboles y sombras en sus calles, en todas sus calles, también en los barrios. Con muchísimos niños y niñas jugando en la calle, seguros, independientes, felices. ¿Es muy caro esto? ¿Son deseos de una idealista? Creo que el programa de Ecolo Córdoba alumbra caminos y senderos para conseguirlo. Queremos tener la oportunidad de demostrarlo.

Ahora pasamos a un minitest de respuestas rápidas, a ver con qué nos sorprendes…

+Un libro: Uno, no, cinco libros para comprender el siglo XXI: “Persona y democracia” de María Zambrano; “Sus crisis, nuestras soluciones” de Susan George; “Las mujeres y el desarrollo humano” de Martha Nussbaum; “Comunicación y poder” de Manuel Castells; “Muerte y vida de las grandes ciudades americanas” de Jane Jacobs.
+Un disco: “So what” de Miles Davis
+Una película: “Sweetie” (1989) de Jane Campion
+Una comida: Sushi en Ginza. Salmorejo en casi cualquier rincón de Córdoba.
+Un sentimiento: Ternura, al observar a mis criaturas o a mi amor durmiendo. Felicidad cuando ellos mismos estallan en risa.
+Una cita: Cualquiera de las que se ven en estos días en #acampadasol, son geniales. “No son rescates, son chantajes” o la inequívoca “Lee más”, por ejemplo, o del infalible Roto: “El poder no está en las estatuas, está en los pedestales”
+Un rincón de Córdoba: La plaza de San Andrés, porque huele a boj.
+Un viaje: Oh, Madrid!
+"Me encanta…": la gente inteligente que sabe conversar, que sabe escuchar
+"No soporto…": la gente que practica diálogos para besugos, o sea, que no escuchan, jamás.

Muchas gracias por tu tiempo. ¿Hay algo que quieras añadir?

¡Gracias! Danos una oportunidad, vota ECOLO, somos gente.

sábado, 14 de mayo de 2011

No hay nada más político que el medio ambiente

Durante más de cien años la preocupación ecológica fue la conservación de la naturaleza, a la que debemos la creación de los primeros parques nacionales. Sin embargo, las ideas relacionadas con el desarrollo, el crecimiento o la economía formaban parte de la esfera social y los factores ambientales no eran contemplados. No fue hasta el inicio de los años 70 del siglo XX cuando los campos social y ambiental comenzaron a ser analizados teniendo en cuenta su fuerte entrelazamiento y la conciencia ecológica empezó a entenderse como hoy día, desde una perspectiva ecosistémica global donde el sistema social creado por el ser humano tiene una importancia capital.

Hemos entrado en un siglo que quedará definido por los límites ecológicos y por nuestra respuesta a esos límites. Lo que hagamos con nuestro medio ambiente, con nuestro entorno, marcará lo que nos depare el futuro. Aunque ya tengamos sobre nuestras espaldas un peso importantísimo conformado por décadas de inacción en materia ambiental, cuando no fomento de las actividades más impactantes con el medio, nunca es tarde para empezar a cambiar.

Y cambiar no es hacer lo mismo de siempre pero un poco menos, o con un aspecto algo más amable. Cambiar no es seguir desarrollando políticas locales que esgrimen con candidez o descaro unos cuantos eslóganes de cariz ambiental que, en realidad, enmascaran prácticas económicas o urbanísticas decididamente orientadas por la idea de crecimiento económico convencional.

Los que deberían ser garantes del bien común han demostrado sobradamente que no son capaces de dedicar la importancia que merece a aquello que lo condiciona por completo como es la salud de nuestro entorno. Tanto es así que, en muchas ocasiones, lo que realmente es imprescindible para todos se convierte en la más pequeña de las preocupaciones del mundo de la política.

Y, sin embargo, no hay nada más político que el medio ambiente.

Ha llegado el momento de acabar con que en los discursos políticos solo haya sitio para la cuenta de resultados de lo particular con exclusión de toda perspectiva global y ambiental. Ha llegado el momento de proponer medidas que nos adapten al escenario futuro más probable. Ha llegado el momento de que haya voces en nuestro ayuntamiento que defiendan la importancia de la soberanía alimentaria. Ha llegado el momento de utilizar el urbanismo para mejorar la vida de todas las personas. Ha llegado el momento de que las infraestructuras megalomaníacas dejen paso a una nueva cultura de la movilidad. Ha llegado el momento de que la legalidad sea un instrumento de respeto y de establecimiento de límites para salvaguardar el bien común. Ha llegado el momento de que la transparencia y el laicismo sean consustanciales a la gestión de lo público.

Por todo ello, creo que ha llegado la hora de Ecolo Córdoba. Dice un proverbio chino que “lo primero que hay que hacer pasa salir del pozo es dejar de cavar”. Votar a Ecolo Córdoba no es la solución a todos nuestros problemas, pero es dejar de cavar nuestro particular pozo y comenzar a mirar en la dirección correcta.

Comenzamos con esta crisis que vivimos una nueva era caracterizada por el agotamiento de los recursos (especialmente de los combustibles fósiles) y por los efectos de los desequilibrios producidos por nuestros residuos en los ciclos naturales (cambio climático, por ejemplo). Una nueva era que transformará la sociedad postindustrial, globalizada e hiperconsumista en otra cosa. En nuestros actos estará la clave para saber qué características tendrá el futuro. Y el futuro comienza ahora.