Un día, en el bosque, se desató un gran incendio. Los animales, aterrorizados, observaban impotentes cómo se destruía su hogar. El único activo era el pequeño colibrí, que iba y venía llevando unas gotas de agua con su pico para echarlas sobre el fuego.
El armadillo, cansado de ver los absurdos movimientos del pajarito, le preguntó: "¡Colibrí! ¿Estás loco? ¿No te das cuenta de que eso no va a apagar el fuego?"
El colibrí, sin parar ni un segundo, le contestó: "Ya lo sé. Pero yo hago mi parte."
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