sábado, 30 de mayo de 2009

Ver-sonando V

En este día donde el cansancio se ha apoderado de mi cuerpo se me ha ocurrido recuperar una sección que tenía abandonada desde hace demasiado tiempo. La dedicada a covers que conozca o vaya encontrando por ahí. A ver si os gustan los tres temitas que he seleccionado para hoy.

En primer lugar una versión que me ha resultado bastante raruna hace un rato, cuando la he descubierto. Se trata de un cómico-músico versionando con una banda hindi uno de los temas más famosos de Radiohead.

Bill Bailey & Bollywood Pandits - Creep (Radiohead cover)



En segundo lugar una versión de una canción inmortal. U2 llevó en su momento a su terreno Fortunate Son, de la Creedence.

U2 - Fortunate Son (CCR cover)



Y, para terminar, os dejo con los toledanos angloparlantes. Los Domingueros versionan y mejoran un éxito de ABBA.

The Sunday Drivers - Dancing Queen (ABBA cover)


lunes, 18 de mayo de 2009

A tientas

Se retrocede con seguridad
pero se avanza a tientas
uno adelanta manos como un ciego
ciego imprudente por añadidura
pero lo absurdo es que no es ciego
y distingue el relámpago la lluvia
los rostros insepultos la ceniza
la sonrisa del necio las afrentas
un barrunto de pena en el espejo
la baranda oxidada con sus pájaros
la opaca incertidumbre de los otros
enfrentada a la propia incertidumbre
se avanza a tientas / lentamente
por lo común a contramano
de los convictos y confesos
en búsqueda tal vez
de amores residuales
que sirvan de consuelo y recompensa
o iluminen un pozo de nostalgias
se avanza a tientas/ vacilante
no importan la distancia ni el horario
ni que el futuro sea una vislumbre
o una pasión deshabitada
a tientas hasta que una noche
se queda uno sin cómplices ni tacto
y a ciegas otra vez y para siempre
se introduce en un túnel o destino
que no se sabe dónde acaba.

Mario Benedetti

jueves, 14 de mayo de 2009

Apuntes histórico-ambientales (I)

Hasta hace bien poco el peso que se ha atribuído a los factores ambientales en el estudio de la Historia ha sido más bien escaso. El medio ambiente ha consituído desde siempre el sustrato donde ha transcurrido la historia humana. Y no sólo hablo de los impactos del hombre en la naturaleza. Me gustaría dedicar unas cuantas entradas (ya veremos cuántas salen) a esta relación desde distintos puntos de vista. Hoy os hablaré de la deforestación en la antigua Grecia.

La deforestación no es sólo un importantísimo problema en cuanto a la pérdida de biodiversidad que produce, sino que resulta la principal causa del proceso de desertificación, especialmente alarmante si hablamos de un clima como el mediterráneo.

Los problemas que causa la deforestación, principalmente en las zonas montañosas, son conocidos desde hace muchísimos siglos. Las montañas, en la antigüedad, comenzaron a perder su cubierta vegetal en los alrededores de las grandes ciudades. Para las civilizaciones antiguas la madera fue un producto básico imprescindible. Sus aplicaciones iban desde la construcción de casas a la fabricación de muebles, carros, barcos o herramientas agrícolas. Especialmente importante era su uso como material combustible para la preparación de alimentos, la fundición o la producción de cerámica. Complemento de estas aplicaciones de la tala forestal es la obtención de tierras para la agricultura y la ganadería, uno de los principales factores limitantes para una civilización expansiva o con ansias de serlo.

En la antigua Grecia se daban estos condicionantes y tenemos documentado cómo el alto consumo de leña y madera provocó la desaparición gradual de los bosques, aumentó la erosión de los suelos y provocó una mayor pérdida de agua por escorrentía. Platón describía en su diálogo Critias, alrededor del 350 a. C., la situación en la región de Ática:

En comparación con lo que había entonces, lo de ahora ha quedado - tal como sucede en las pequeñas islas - semejante a los huesos de un cuerpo enfermo, ya que se ha erosionado la parte gorda y débil de la tierra y ha quedado sólo el cuerpo pelado en la región. Entonces, cuando aún no se había desgastado, tenía montañas coronadas de tierra y las llanuras que ahora se dicen de suelo rocoso estaban cubiertas de tierra fértil. En sus montañas había grandes bosques, de los que persisten signos visibles, pues en las montañas que ahora sólo tienen alimento para las abejas se talaban árboles no hace mucho tiempo para techar las construcciones más importantes, cuyos techos todavía se conservan. Había otros muchos árboles útiles y la zona producía muchísimo pienso para el ganado. Además, gozaba anualmente del agua de Zeus, sin perderla, como sucede en el presente que fluye del suelo desnudo al mar; sino que, al tener mucha tierra y albergar el agua en ella, almacenándola en diversos lugares con la tierra arcillosa que servía de retén y enviando el agua absorbida de las alturas a las cavidades, proporcionaba abundantes fuentes de manantiales y ríos, de las que los lugares sagrados que perduran hoy en las fuentes de antaño son signos de que nuestras afirmaciones actuales son verdaderas. [Platón, Critias, 111 b-d]


Y es que las colinas de Ática fueron despojadas de árboles en apenas un par de generaciones. Solón, que en torno al 590 a. C. ya sostenía que había que prohibir el cultivo en las pendientes por la cantidad de suelo que se estaba perdiendo, intentó transformar el antiguo cultivo de cereal en cultivos arbustivos como vid y olivo. Dado que los suelos de la región, no muy productivos de por sí y empobrecidos tras la deforestación, apenas podían abastecer a la población con cereales, su estrategia fue conseguir un más fácil intercambio de sus excedentes de aceite y vino con el cereal de Egipto y Mar Negro. Pisístrato, décadas más tarde, continuó con la misma política, pero dando subsidios para la plantación de olivos, casi el único cultivo que podía ya desarrollarse en las erosionadas pendientes de Ática.

martes, 12 de mayo de 2009

Adiós, Antonio

Llevaba toda la vida muriéndose, como dice Fernando Navarro. Pero, mientras tanto, nos regaló uno de los mejores repertorios del pop español. Descansa, Antonio, ya no hay más dolor.


miércoles, 6 de mayo de 2009

"Progreso" vs Lola "la canastera"

En los últimos días, en el curso de Monitor de Educación Ambiental que estoy haciendo, hemos estado dedicando un tiempo a una didáctica consistente en un juego de simulación de rol. En este tipo de juegos se coge una situación social y se reduce a una escala manejable para que los alumnos/jugadores puedan trabajar de forma activa y entretenida, facilitando su aprendizaje. En nuestro caso el juego se titula "Dos modelos de desarrollo" o "La presa del río Guadalmol", y trata sobre la gestión del agua en una zona de clima mediterráneo. La estructura del juego puede variar en función de la profundidad que se le quiera dar, pensando principalmente en el nivel o la edad de los destinatarios, pero básicamente se trata de llegar a un acuerdo en asamblea sobre si hacer o no una presa en el río Guadalmol que inundaría las casas y las tierras de los habitantes del valle y destrozaría el bosque de galería del Parque Natural. Hay seis roles para otros tantos grupos. En concreto: los propietarios de las tierras que quedarán anegadas, los agricultores de las tierras bajas que quieren más agua para regadíos, los alcaldes de la Mancomunidad de municipios del Parque Natural, la Asociación de empresarios turísticos de la zona, la Asociación ecologista "Amigos del Parque Natural" y los empresarios de la construcción.

Yo, junto a otro compañero, desempeñé (nos tocó en sorteo) el rol del grupo de familias que viven en el valle con una forma de vida muy ligada a la naturaleza y que perderían sus huertas y granjas si se hiciera el pantano. Para introducir el tema en la asamblea escribí una carta que simulaba ser de una señora de la zona que exponía su opinión. La transcribo por aquí para que intentéis poneros en la piel de alguien que no sólo va a perder sus tierras sino, especialmente, una forma de vida que le hace feliz.

Hola, me llamo Mª Dolores Morales, aunque en mi pueblo me conocen como Lola "la canastera" porque mi familia siempre ha estado ligada a la elaboración de canastos de mimbre. Soy vecina del valle del río Guadalmol que será tragado por las aguas del pantano que tienen proyectado hacer y tengo 62 años.

Sé que muchos de ustedes creen que la presa traerá progreso y prosperidad a toda la zona. Pero quería contarles mi visión para que les ayudara a reflexionar.

Mi familia vive aquí, en el valle, en la misma casa, desde hace cientos de años. Montones de generaciones han dejado aquí sus recuerdos, en una tierra que alberga sus propias cenizas. Pero no me voy a poner sensible con temas que muchos de ustedes no llegarán a comprender nunca por haber nacido sin una tierra a la que amar, por haber aprendido que la tierra es sólo algo que usar.

Me prometen un bonito piso en la ciudad, pero yo prometo resistirme con todas mis fuerzas a ir allí. En la ciudad vive uno de mis dos hijos. Lo visito de vez en cuando, cuando ve que va a tener algo de tiempo para dedicarme. Lo malo es que siempre surgen imprevistos y termino quedándome con Luisito, mi nieto, en el piso. Las conversaciones con Luisito me entristecen mucho a veces. Recuerdo aquella vez que me preguntó de qué árbol salían los huevos... Es muy triste que los niños aprendan miles de cosas antes que lo esencial.

También me deprime la situación que los ancianos tenemos en la ciudad. No quiero sufrir como ellos. Se les ve tristes y solos. Solos en sus pisos. Solos en los parques. Aparentan estar asustados cuando andan por calles ruidosas y llenas de tráfico. No como en mi pueblo, donde los mayores somos muy activos y eso es lo que nos da vida. Somos miembros importantes de la comunidad, que aprovecha nuestra experiencia.

En la ciudad apenas hay relación de vecindad y eso crea mucha inseguridad, nadie se fía del que vive dos puertas más allá. En el pueblo somos como una gran familia. Las noches de verano, los vecinos salimos a las puertas de las casas y, sentados al fresco, nos reunimos para charlar mientras los niños juegan a cazar grillos.

Pero en la ciudad creen que no hay tiempo. Siempre van con prisa. Y olvidan lo importante. Por eso mi nieto pasa más tiempo con la profesora o la canguro que con sus padres, ocupados en ganar más dinero para comprar más cachivaches que yo veo inservibles y que luego apenas usan.

¿Es este el progreso que defendéis? ¿Esta es vuestra prosperidad? Dejad, entonces, que esta señora se queje. Porque como dice mi Manolo, que habla poco pero habla bien, cuando se cubren las necesidades básicas lo único necesario es la felicidad. Y nosotros somos felices aquí y así, con nuestras huertas y nuestras granjas. Estoy seguro de que nuestra vida sencilla también os gustaría. Tenéis las puertas de mi casa abiertas para probarlo, antes de que desaparezca.


¿En qué rol hubieseis estado vosotros más cómodos?

P.D.: Ya recomendé este documental en su momento, pero no está de más recordarlo, porque tiene que ver con este tema.